El Rincón de Pensar: Maite de Aranzabal

‘El rincón de pensar’

El rincón de pensar es un nuevo espacio que inauguramos ahora para invitaros a descubrir otras realidades, y que reflexionéis sobre ellas, de la mano de sus protagonistas: mujeres de gran conciencia social y firmes convicciones cuyos actos, pequeños a veces, se han batido como alas de mariposa provocando efectos increíbles sobre algunas personas.

Y para hacernos pensar, nos hemos citado hoy con Maite de Aránzabal, una de esas mujeres de bandera.

 

Maite es consejera del Grupo La Rioja Alta S.A. y coordinadora del Comité Viña Ardanza Solidario. Fue ahí donde la descubrimos al presentar algunos de nuestros proyectos. Profesionalmente ejerce como pediatra desde hace 30 años, ámbito desde el que destaca por impulsar la cooperación pediátrica. Trabaja también, desde hace años, en Save the Children.

“Nuestra vida no cambia con estas donaciones, pero la de muchas personas sí!”

El programa Viña Ardanza Solidario, en marcha desde 2006, destina el 1% de los beneficios anuales de la empresa, con un mínimo de 100.000 €, a apoyar proyectos solidarios vinculados a la agricultura. Nos habla Maite de la dificultad de tomar una decisión por la ilusión que se percibe en todos ellos, aunque priman el bajo índice de desarrollo humano del país y que tengan recorrido integrándose en los planes de las administraciones locales.

Como somos empresarios, comenta Maite, está en nuestro ADN apoyar el emprendimiento de pequeños negocios como base de una sostenibilidad económica a medio y largo plazo. Las subvenciones sólo han de darse en los comienzos. Lo importante es capacitarles para que aprendan a superar los múltiples obstáculos que conlleva la gestión de un negocio. Igualmente, les mueven los proyectos personales y familiares: dignidad, empoderamiento, alfabetización, igualdad, …

“Estoy segura que mucha gente donaría si tuviera la seguridad de que su dinero llega a buen puerto y resulta eficaz”

Aunque Maite fue el germen de estas ayudas, se encontró con un Consejo totalmente receptivo. La idea cuajó y se extendió a otras empresas del Grupo que pronto darán “excelentes sorpresas solidarias”.

No obstante, no quiere pecar de ingenua y es consciente de que no todas las empresas sienten la necesidad de buscar objetivos tan lejanos. Quizá porque no han visto de cerca la pobreza y el sufrimiento …

Recuerda Maite su primer trabajo como pediatra en Mauritania. Posteriormente, viajó con su familia a India donde trabajó durante 6 meses en un hospital dando formación al personal rural. De manera paralela, se implicó en la creación del grupo de cooperación internacional de las asociaciones pediátricas donde apoyaban económicamente proyectos y promovían la formación de pediatras que se desplazaran a terreno. Desde la creación de Viña Ardanza Solidario, ha intentado compatibilizar el trabajo de asistencia y formación pediátrica en países pobres con la evaluación de proyectos de la Bodega. Ha visitado, siguiendo esa línea: Burkina Faso, Benín, Togo, Sierra Leona, Etiopía, Camerún, Uganda, … aunque lamenta no haber podido estar en todos los países a los que han dirigido ayudas.

“Me ha marcado la alegría, generosidad y hospitalidad con que te reciben”

Es impactante, afirma, al igual que ver la fuerza física y mental de misioneros y cooperantes. Recientemente falleció en un parto una enfermera amiga de Sierra Leona dejando una niña de la que el padre no se va a responsabilizar. Otra enfermera compañera la ha recogido sin dudarlo. Es un gesto habitual en los países de bajos recursos que me sigue emocionando, como en mis primeros viajes, donde no paraba de llorar ante tanta pobreza y sufrimiento y sentir tanta impotencia …

 

ICLI respeta las pautas actuales de cooperar (operar-con)”

En palabras de Maite, ICLI aporta justicia y mejora el mundo aprovechando la cualificación y experiencia de sus profesionales para transmitir conocimientos y crear tejido industrial. Además, trabaja persiguiendo los objetivos del milenio, apoya reformas legislativas, económicas y políticas y sensibiliza en su comunidad. A nivel personal, añade, le resulta fácil trabajar con nosotros porque respondemos rápido y con ilusión, rindiendo cuentas detalladamente.

No podríamos estar más felices con la evaluación! Por nuestra parte, admitimos nuestra debilidad por su figura y por iniciativas como esta que deberían permear más dentro de la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas que tanto defienden sobre el papel.

Maite, en un giro de nuestra conversación, se muestra preocupada por el cumplimiento de la Agenda 2030, donde ve buenas intenciones pero ni compromiso ni convicción. Quizá la culpa sea de un sistema socio-económico perverso, dice, lleno de contradicciones, del que es difícil salir. Cambiar nuestra filosofía de vida, nuestra forma de vivir y consumir, se presenta como una tarea ardua.

“Pongamos fin a este sistema depredador que vincula felicidad con consumo!”

Hacemos nuestras sus palabras cuando nos pide un ejercicio de responsabilidad renunciando a un sistema que vincula la felicidad al consumo. Llama a la movilización social y a la militancia en ONG o asociaciones que fuercen a los gobiernos, organismos mundiales y grandes empresas a comportarse, no sólo con justicia, sino con generosidad hacia los países que no pueden despegar solos. Que donen, que inviertan, que supriman aranceles y perdonen deudas y, por supuesto, que no expolien las riquezas que les quedan. También lanza un mensaje para las personas inmigrantes hacia las que nos pide empatía, tratando de entender su condición de víctimas.

Abandonamos el rincón de pensar haciendo referencia a su inminente viaje a Sierra Leona donde acudirá con un plan de formación para la escuela de enfermería. A su regreso, comenzará la selección de los próximos proyectos de la convocatoria Viña Ardanza Solidario 2020 para continuar con la evaluación de informes de los programas aprobados el año anterior.

Agradecemos a Maite la sinceridad de sus palabras y la cercanía con que hemos conversado desde este rincón abierto a la reflexión. Ha sido un placer!

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