Hace más de una década que conocemos a Marcelle aunque nos bastaron 5 minutos para descubrir su faceta más humanitaria, especialmente orientada a su Zimbabue natal. En todos estos años, hemos sido testigos de su proyección internacional como profesional de la arquitectura y el urbanismo y su trabajo incesante en defensa de las comunidades vulnerables que viven en espacios urbanos.
Hoy hemos traído a Marcelle a este Rincón de Pensar para saber lo que la ocupa y preocupa en estos tiempos de gran desconcierto.
Buenos días Marcelle, muchísimas gracias por haber aceptado nuestra invitación.
La zimbabuense se arrancó hablando sobre su trabajo actual como consultora en el sector de las ONG que compagina con una antigua colaboración, desde 2012, con la filial de SDI-Dialogue on Shelter en su país, donde tratan de ofrecer soluciones a los problemas de infraestructura, tierra, medios de vida y salud de las comunidades de los asentamientos informales.
Además, ejerce como defensora del empoderamiento social y económico de la mujer con más de 30 intervenciones en conferencias y seminarios donde se ha hablado de igualdad y derechos, autogobierno o integración, entre otros, desde una interesante perspectiva africana en la diáspora.
“Tenemos que cambiar la narrativa que tenemos de nosotros mismos como zimbabuenses y como africanos”
Asevera Marcelle con profundidad.
Su estancia en Zimbabue en 2021, tras 6 años de ausencia, la enfrentó a la severidad de la pobreza mientras veía cómo su país se tambaleaba, de nuevo, por la COVID-19, situación que se ha visto agravada en los últimos tiempos por la escasez de alimentos derivada de la guerra de Ucrania.
Continúa la huida de talentos, afirma, compensada, en parte, por los que desean volver trayendo con ellos know-how y redes desarrolladas, aunque teme, con un espíritu más mercantilista que humanitario.
Para muchos de sus compatriotas, el objetivo ahora es forjar la resiliencia, no perder la esperanza, pensando en maneras creativas de sobrevivir en base a medios sociales y tecnológicos. La idea de comunidad sigue funcionando porque entienden que se puede conseguir más a través del colectivo.
Interpretar las necesidades de África como algo homogéneo, matiza la arquitecta, alimenta ideas erróneas. La realidad del continente es diversa y compleja y pasa por analizar su pasado colonial, sus circunstancias sociales o sus limitaciones económicas o políticas. Reducirlo a una solución única global sería simplista e inadecuado.
“En 2050 un 51% de la población africana vivirá en barrios marginales”
Estas son las fatales previsiones que se manejan en función de la creciente urbanización de las ciudades de toda África. Hablamos de un población total de 2.500 millones de personas que se repartirá entre los entornos rurales y urbanos. ¿Cómo van a ser las ciudades capaces de absorber semejante éxodo?, esa es la pregunta. Por ello, las estrategias actuales se apoyan en la implicación de la juventud y la consideración del cambio climático, dos aspectos clave para el futuro sostenible de las personas que habitan los asentamientos informales.
“Las recomendaciones de la OMS dejaron fuera a las comunidades vulnerables”
El confinamiento global y cierre de fronteras no tuvieron en cuenta realidades como las de Zimbabue, comenta crítica Marcelle, donde la supervivencia del 90% de la población pasa por trabajar en los mercados ilegales y el comercio transfronterizo. Lo habitual en estos contextos es ver cómo se arriesgan al contagio antes de quedarse en casa sin comida, un día más.
En su caso, la pandemia la privó de sus fuentes de ingreso habituales lo que resultó, finalmente, una oportunidad para desarrollar el trabajo en línea y explorar otros campos de los que se sigue beneficiando actualmente.
“Las mujeres y las niñas se han visto más afectadas”
En nuestro entorno próximo, el confinamiento ha expuesto al colectivo femenino a más situaciones de violencia de género. Lo calificaron como “segunda pandemia” atendiendo al repunte de incidentes reportados.
En Zimbabue, las mujeres son frecuentemente el sostén de la familia. El impuesto aislamiento frenó su actividad comercial obligándolas a recurrir a unos ahorros que apenas cubrían un par de semanas. Las escuelas permanecieron cerradas durante más de un año aumentando su carga doméstica mientras tenían que seguir ganándose la vida. Eran tiempos difíciles para ellas …
“KOOPSF 34, una incubadora de empresas sociales subsaharianas”
La experiencia internacional de Marcelle está siendo ahora aplicada a iniciativas de integración local como la que promueve el proyecto KOOPSF 34 que facilita el emprendimiento entre la población inmigrante en la capital bizkaina.
O la que puso en marcha en 2021 junto al ayuntamiento de la capital, Diversitours, que mostraba el bilbaíno barrio de San Francisco desde una perspectiva intercultural.
“Proyectos WASH: agua, saneamiento e higiene”
Haciendo un repaso de las diferentes colaboraciones con ICLI, nos detenemos en la más reciente, como consultora de un proyecto WASH, que la ha trasladado a Ruanda para supervisar el trabajo desarrollado.
Los principios WASH llevados a los proyectos, explica, son una puerta de entrada a la comunidad y trabajan la igualdad de género operando en espacios como escuelas o clubes de salud. Mediante plataformas colaborativas se abordan problemas de salud pública y diseñan soluciones sostenibles valiéndose también de prácticas exitosas de otros contextos del Sur.
Marcelle tiene el don de hacer encajar las piezas del puzle por su optimismo, feminismo, humanidad y empuje. Estando con ella no paramos de aprender. A lo largo de la entrevista nos confesó el honor de representar a ICLI en Ruanda con el proyecto WASH … Desde luego, el honor ha sido nuestro. Muchísimas gracias por tu colaboración, Marcelle. Esperamos verte pronto!