India, la esperanza de las ONG
El Rincón de Pensar lo protagoniza, esta vez, María José Baños, una profesora de español en India que, desde hace 5 años, colabora con Kamalini, un proyecto de ayuda a familias sin recursos e inmigrantes, impartiendo formación profesional a chicas y mujeres jóvenes.
Cuando pensamos en la India, imaginamos 1366 millones de personas en coloridas telas, inmensos ojos azabaches profundos, abiertos de sorpresa callada, sonriendo a una cámara que les desarma por ser real. Pintamos calles abarrotadas de perros y vacas rumiando basura y plásticos y muchas personas, sobre todo jóvenes, con los aperos del trabajo que ofrecen en la mano, mirando al infinito que, en su caso, tiene retorno.
Y más allá de lo que imaginamos, se nos impone lo que conocemos: una epidemia de abusos contra mujeres y trata de niños, explotación laboral al orden del día, unos 800 millones de pobres, un índice de contaminación desorbitado y un largo etcétera.
Y con ese panorama, ¿qué convierte a la India en fascinante para el turismo y en el mayor reto de la vida para una ONG?…
India: País de contrastes; ¿riqueza o corrupción?
India es un país de contrastes con impresión instantánea en 3D: 100 millones de ricos que nadan en una increíble abundancia… ¿Pero hablamos de riqueza o de corrupción? O cuando chapoteamos con horror en la miseria callejera de esos 800 millones de personas, ¿de qué pobreza nos escandalizamos? Y cuando nos detenemos a observar a esos otros 400 millones de clase media que, por fin, en los últimos 12 o 15 años han ido encontrando su sitio en la India emergente ¿con qué baremos medimos su status?: ¿su grado de libertad o llegar a fin de mes? …
Las castas más bajas y los pobres viven de la esperanza en la próxima vida. Estando en la peor de las situaciones, su reencarnación siempre irá a mejor. En cambio, los indios con buen estatus socioeconómico son muy conscientes de que tienen sólo esta vida para disfrutar de todos los lujos posibles, pues es poco probable que les toque una vida mejor en el siguiente nacimiento. Esto habla de más de 900 millones de indios que no se molestan en tener una profesión o plantearse un trabajo serio. Los intentos de cambiar la realidad suelen verse con sospecha porque supone un desafío al destino dado por los dioses. Aceptan lo que viene, pero no se atreven a cambiarlo. Y esto arranca todo su valor al trabajo.
Aun así, se descubre un rayo de luz en esa población que podríamos identificar como naciente clase media, que sí tienen aspiraciones profesionales. Prueba de ello son, por ejemplo, los 21 millones de jóvenes que intentaron estudiar en el extranjero en 2018, aunque sólo unos 400.000 consiguieron plaza, visa y algún tipo de beca (y préstamo) para lograrlo. Están dispuestos a endeudarse hasta los dientes por lo que su país no les puede dar, de momento.
3,5 millones de ONG hacen difícil creer que India sea mayoritariamente pobre
Es comprensible que haya unos 3.5 millones de ONG en India. Pero, por el mismo motivo, con tal cantidad de organizaciones de ayuda al desarrollo, es difícil creer que la India siga siendo mayoritariamente pobre. ONG como las entendemos en Occidente serían sólo un millón y medio. De ellas, alrededor del 50% trabajan por la nutrición y protección de los niños y las niñas, la acogida de huérfanos, la recuperación y reintegración de niñas y jóvenes víctimas de abusos sexuales y laborales, la defensa de los derechos de la población rural, etcétera. El otro 50% se dedica a la distribución de comida entre las poblaciones (urbanas o suburbanas) más pobres.
Todo eso es necesario, pero no es suficiente. Porque la pregunta por el día de mañana no encuentra una respuesta correcta en este tipo de ayuda humanitaria. «Los indios son muy activos para conseguir dinero, pero no piensan que ellos deban cambiar o mejorar su sociedad»
Si no se logra incidir en la mentalidad de trabajo y la importancia de la mejora de la sociedad desde la aportación personal, la India no saldrá de ser una población pobre y, por tanto, manipulada.
Sólo un 19% de las ONG en India contemplan la educación entre sus objetivos
Sólo un 19% de las ONG en India contemplan la educación entre sus objetivos y casi, invariablemente, es de tipo técnico. Es un hecho que es cada vez más difícil para las ONG sobrevivir. Si cuentan con fondos extranjeros, los porcentajes de gastos administrativos son tan exiguos que no alcanzan ni para pagar el agua y la electricidad de las instalaciones. Si cuentan con fondos públicos, han de entregar su libertad a la ideología reinante que, por otro lado, no se caracteriza por su compromiso por remediar la pobreza.
Es un desafío a muy largo plazo. Sólo si se educa la inteligencia y consiguen entender que existe el bien social, y que debería ser un compromiso personal (y corporativo), la India decidirá dar un paso adelante. La aspiración no es cambiar la mentalidad. El paso lo tienen que dar los indios y las indias. Se trata de ayudar a crecer a las personas desde ellas mismas. La esperanza está en la joven clase media.